DETERIORO VISUAL
Consiste en una afección ocular que puede localizarse en distintas partes del ojo, o bien en una lesión en el nervio óptico o en el área occipital del cerebro, que impide que la persona vea normalmente. A quienes lo padecen los objetos pueden parecerles borrosos, apagados, fuera de foco, con manchas oscuras que flotan ante ellos o como si estuvieran cubiertos por una nube; en algunos casos, el sujeto no ve absolutamente nada.
A de partir 1973 fueron divididos en dos categorías: Los ciegos y los débiles visuales.
Los primeros pueden ser educados con el uso de braille y de dispositivos táctiles y auditivos. Los débiles visuales tienen que utilizar materiales que complementen su visión residual, como los libros de letra grande y la iluminación especial. Por fortuna, el deterioro visual solo afecta a una pequeña porción de la población escolar.
Casi todos los sujetos con deterioro visual pueden ver; solo una reducida proporción carece totalmente de la vista.
Dos de las mayores dificultades presentes en el deterioro visual consisten establecer la posición del afectado en el ambiente (orientación) y su desplazamiento (movilidad).
El menor con deterioros múltiples, por ejemplo, sordo y ciego, constituye un problema educativo singular; y si acaso estos deterioros son severos o profundos, la enseñanza tendrá que ser altamente individualizada, sobre todo porque se presentan en todos los niveles de gravedad y en cualquier combinación posible, acarreando una serie de desventajas especificas para el crecimiento y el desarrollo normales.
Consiste en una afección ocular que puede localizarse en distintas partes del ojo, o bien en una lesión en el nervio óptico o en el área occipital del cerebro, que impide que la persona vea normalmente. A quienes lo padecen los objetos pueden parecerles borrosos, apagados, fuera de foco, con manchas oscuras que flotan ante ellos o como si estuvieran cubiertos por una nube; en algunos casos, el sujeto no ve absolutamente nada.
A de partir 1973 fueron divididos en dos categorías: Los ciegos y los débiles visuales.
Los primeros pueden ser educados con el uso de braille y de dispositivos táctiles y auditivos. Los débiles visuales tienen que utilizar materiales que complementen su visión residual, como los libros de letra grande y la iluminación especial. Por fortuna, el deterioro visual solo afecta a una pequeña porción de la población escolar.
Casi todos los sujetos con deterioro visual pueden ver; solo una reducida proporción carece totalmente de la vista.
Dos de las mayores dificultades presentes en el deterioro visual consisten establecer la posición del afectado en el ambiente (orientación) y su desplazamiento (movilidad).
El menor con deterioros múltiples, por ejemplo, sordo y ciego, constituye un problema educativo singular; y si acaso estos deterioros son severos o profundos, la enseñanza tendrá que ser altamente individualizada, sobre todo porque se presentan en todos los niveles de gravedad y en cualquier combinación posible, acarreando una serie de desventajas especificas para el crecimiento y el desarrollo normales.